El reciente informe de la Secretaría para la Igualdad confederal de UGT sobre la brecha de género ponía de manifiesto dos tristes realidades: el aumento de ésta hasta situalarla en casi el 25% (lo que nos retrotraía a niveles de 2002) y el hecho de que, por vez primera, la brecha del conjunto de las trabajadoras de las distintas Administraciones públicas superaba (alcanzando un ignominioso 30,33% en algunos sectores) la media nacional. Se recordaba en el informe la urgencia de tomar, en todos los ámbitos, decisiones que eliminen la discriminación salarial, como reconocimiento del derecho fundamental a la igualdad entre mujeres y hombres.
En 2009 se firmaba un Acuerdo para la Aplicación del Mecanismo Financiero del Espacio Económico Europeo (2009-2014) suscrito entre Noruega, Islandia, Liechtenstein y España, a través del programa “Igualdad de Género y Conciliación de la vida laboral y familiar”. Dentro de este acuerdo, el Instituto de la Mujer financia el proyecto de UGT “Herramientas para combatir la brecha salarial”, destinado a “contribuir a reducir la brecha salarial a través de la negociación colectiva” y cuya meta final es el “contribuir a incrementar el número de convenios y planes de igualdad que contengan medidas dirigidas a reducir la brecha salarial entre hombres y mujeres”
Este proyecto va dirigido a desarrollar herramientas (que incluyen aplicaciones informáticas, una investigación en profundidad sobre los factores que determinan la brecha y una guía de buenas prácticas) que ayuden a las y los negociadores sindicales detectar la brecha salarial en empresas y administraciones y crear recomendaciones para que en la negociación colectiva se incluyan en los convenios medidas específicas que reduzcan la brecha salarial entre mujeres y hombres.
Sorprendentemente, y pese a los evidentes datos de brecha en las Administraciones públicas, sigue habiendo una muy extendida percepción de que la brecha salarial entre empleadas y empleados públicos –esto es, la diferencia salarial entre las retribuciones de hombres y mujeres que hacen igual trabajo o trabajo de igual valor- es inexistente, habida cuenta de que trabajadores y trabajadoras acceden a empleos con sueldos tasados. Se olvidan así de un gran volumen de empleados y empleadas que, aun trabajando en lo que entendemos como Servicios Públicos desarrollan su actividad profesional dentro del sector privado, de los numerosos conceptos (productividad, complementos por dedicación exclusiva, etc.) que forman parte de la masa salarial de los trabajadores de la Administración o de la curiosa concurrencia de hombres en los puestos más altos de ésta. Para corregir esta errónea percepción, el proyecto tiene también como objetivo informar, sensibilizar y formar a los interlocutores sociales sobre la brecha salarial.
Con el fin de lograr la puesta en práctica de los objetivos y conseguir así reducir y eliminar la brecha salarial, dentro del proyecto, la Federación de Servicios Públicos y la Secretaría para la Igualdad confederal realizará un taller formativo para personas encargadas de negociación, seguimiento y desarrollo de convenios en los distintos ámbitos y sectores, y participarán en un seminario final en el que se presentarán las conclusiones del grueso del proyecto.
Según se desarrollen el proyecto “Herramientas para combatir la Brecha Salarial” y antes de la celebración del taller, la Secretaría de Mujer e Igualdad de la FSP-UGT seguirá informando de los distintos hallazgos y datos que vayan surgiendo en la fase de investigación.