En un año electoral, en el que los gobiernos ofrecen siempre su “mejor cara” en un último intento para convencer al electorado, la Consejería de Educación presenta unas plantillas docentes que, si no se reforzaran con 3.000 efectivos más, no permitirían abrir a la mayoría de los centros educativos el próximo 1 de septiembre. Algo tan básico como que el sistema educativo cuente con el profesorado suficiente para atender al alumnado desde el inicio del curso 2023-2024 tampoco va a ser posible.
La diferencia entre una plantilla orgánica de 9.524 docentes y las necesidades reales, alrededor de 12.500, es el ejemplo más evidente de lo que es una gestión deficiente. No hay argumentos que justifiquen esta anomalía, salvo los criterios economicistas. El profesorado que se necesita no estará en los centros educativos desde el primer día de curso porque si se incorporan un mes más tarde “ahorrará” al presupuesto al menos 3.000 salarios en un mes. El empleo precario y que el alumnado empiece el curso sin parte del profesorado se da por bueno o se considera un mal menor.
Esta propuesta de plantillas apenas hace frente a las necesidades mínimas y pone de manifiesto el peso real de la Educación y la consideración social de los gestores políticos hacia el profesorado asturiano. Es una realidad que la Educación no es una prioridad para el Gobierno asturiano. La UGT lleva años demandando un nuevo acuerdo de plantillas, el actual data del 2001 y no se cumple. Necesitamos un nuevo acuerdo que permita afrontar los retos educativos que ya están presentes en nuestras aulas.
El próximo curso seguirá habiendo una tasa de interinidad en torno al 25%, muy lejos del 8% comprometido por ley. La UGT lleva tiempo denunciando que los próximos años son decisivos para la enseñanza pública asturiana. La crisis demográfica hará que un menor número de alumnos y alumnas se incorporen a los centros educativos. Ante esta realidad, a la que hasta la fecha nadie ha podido dar respuesta, la clase política tendrá que posicionarse. Tendrá que decidir si el descenso de la natalidad se aprovecha para bajar las ratios y avanzar hacia una enseñanza más individualizada, como además exige la LOMLOE, o se utiliza para cerrar aulas y “ahorrar” en el presupuesto. Con estas plantillas se reducen 66 puestos de profesores y profesoras en la etapa de infantil y primaria. Se opta, por tanto, por la opción equivocada.
Desde el Sector de la Enseñanza de la UGT consideramos que la plantilla orgánica tiene carga ideológica porque si se apuesta por bajar ratios, reducir carga lectiva y dar estabilidad a las plantillas se hace una política progresista; suprimir profesorado, cerrar unidades y mantener tasas de interinidad inmorales supone lo contrario.
Recordemos que el partido político que sustenta al Gobierno Asturiano incluyó en su programa electoral la bajada de ratios, carga lectiva y estabilidad de las plantillas, entre otras mejoras para el sistema educativo asturiano. Los programas electorales deben cumplirse, de lo contrario la confianza se quiebra.
Sector de Enseñanza
UGT Asturias